Enfrentarse al cuidado de un familiar en situación de dependencia no es una tarea sencilla. En muchas ocasiones, esta situación de dependencia se desencadena a gran velocidad y nos encontramos con que dicha persona necesita nuestra ayuda, pero no estamos organizados ni preparados para poder prestársela. Desde el Centro de Día Sonraíz os vamos a explicar por dónde deberíamos empezar y cómo es esa primera toma de contacto con la dependencia.

Al principio, es habitual que tengamos la sensación de no saber por dónde empezar a organizarnos. 

Información

En primer lugar, es muy importante contar con la información necesaria sobre nuestro familiar dependiente:

• Informarnos sobre la patología o patologías que han desencadenado esta situación: sintomatología, características y evolución de las patologías en cuestión.

• Informarnos de los diferentes medios de ayuda que podamos tener a nuestra disposición: mecánicos, farmacológicos, profesionales…

• Ser capaces de discriminar la información y dejarse guiar por aquella que se encuentre contrastada y nos ofrezca garantías.

Organización del tiempo

Otro aspecto a tener en cuenta desde el punto de vista del cuidador es la organización de su propio tiempo. En la mayoría de los casos, debemos compaginar la atención de nuestro familiar dependiente, con mantener el resto de rutinas de nuestra vida diaria: nuestro trabajo, la atención de nuestra casa, o de nuestros hijos, nuestro tiempo de ocio… éstas son rutinas que no podemos dejar de lado.

Una vez reunida la información sobre la salud de nuestro familiar, podremos valorar qué tipo de actividades y rutinas debe de realizar esta persona; podremos evaluar también para cuáles de estas actividades va a necesitar ayuda, y cuáles va a poder realizar por sí misma.

Favorecer la autonomía de la persona dependiente

En Sonraíz creemos que es importante que la persona dependiente mantenga su autonomía en la medida de lo posible. Pensamos que es aconsejable fomentar que siga realizando las actividades de su vida diaria que no supongan riesgo para su estado físico. De esta manera, además de contribuir a frenar el deterioro causado por la edad o por las patologías que pueda padecer, ayudaremos a fortalecer su autoestima.

Habrá determinadas actividades o rutinas que, aun siendo necesarias, la persona dependiente no podrá realizar por sí misma. Nosotros mismos podríamos asistir o ayudar a nuestro familiar en estas necesidades, pero es posible que no podamos compaginar nuestra vida cotidiana con esta tarea.

Debemos alejarnos de sentimientos de culpa y desterrar la idea de que sólo nosotros debemos hacernos cargo de la situación. Tampoco debemos pensar que nuestra ayuda es la única solución válida para el cuidado de nuestro familiar.