El proceso de envejecimiento conlleva transformaciones en diversos ámbitos: físico, psicológico y emocional, que requieren de una adaptación adecuada. Sin embargo, en ocasiones surgen desequilibrios que, si no se abordan de manera adecuada, pueden generar temores que limitan la autonomía. Un ejemplo de esto es la nictofobia en adultos, o el temor irracional a la oscuridad, algo habitual en la infancia pero que, en personas mayores, puede afectar negativamente su calidad de vida.

El temor a la oscuridad no es un problema que afecte solamente a los niños

La nictofobia, también conocida como miedo a la oscuridad, es una fobia que también se presenta en adultos. De hecho, muchos de los síntomas y características de este miedo nocturno se intensifican a medida que se avanza en edad. Aunque es más común en la infancia, la nictofobia sigue siendo una realidad para muchas personas en su etapa adulta.

• Aumento de la frecuencia cardíaca

• Dificultades respiratorias

• Sudoración

• Temblores

• Cefaleas

• Alteraciones en el estado de ánimo

• Rechazo a salir de casa cuando oscurece

• Ansiedad en los lugares oscuros o al dormir solos

• Necesidad de dejar una luz siempre encendida

Este miedo puede analizarse desde dos perspectivas: el miedo a la oscuridad en sí misma o el miedo a dormir debido al temor a la oscuridad. Este estado alterado puede provocar problemas de insomnio en este grupo de población, lo que a su vez puede afectar su salud de manera más amplia. De hecho, el miedo a la oscuridad en adultos puede ser el responsable del deterioro general de su estado de salud, aumentando el riesgo de padecer:

• Hipertensión

• Enfermedades cardiovasculares

• Diabetes

• Obesidad

• Hipertiroidismo

• Dolor somático

• Somnolencia diurna

• Falta de energía

• Pérdida de memoria

A pesar de todo, la principal diferencia entre el miedo a la noche en mayores y en niños es que, mientras estos últimos no tienen la madurez suficiente para discernir entre lo real y lo irreal del miedo que experimentan, los adultos son conscientes de la irracionalidad de sus emociones, pero son incapaces de controlarlas.

¿Por qué se tiene miedo a la oscuridad? 

La nictofobia puede tener un origen multifactorial tanto en adultos como en niños. En el caso del miedo a la oscuridad en adultos, las causas más frecuentes suelen ser:

• Algún episodio traumático, que puede estar directa o indirectamente relacionado con la oscuridad, pero no es una condición indispensable. Por ejemplo, la pérdida de un ser querido, el diagnóstico de una enfermedad o un accidente pueden desencadenar este miedo.

• Personalidades altamente sensibles son más propensas a padecer nictofobia. Para las personas mayores, la sensación de vulnerabilidad puede ser una preocupación constante, lo que puede explicar el miedo a la oscuridad en ancianos.

• Cambios en el entorno o el traslado a un nuevo hogar pueden desencadenar miedo a la oscuridad en ancianos. A las personas mayores les cuesta más adaptarse a los cambios, por lo que abandonar su hogar para vivir con sus hijos o en una residencia puede ser un factor desencadenante.

Recomendaciones en el cuidado de personas mayores con miedo a dormir

Es importante abordar cualquier trastorno de ansiedad en personas de edad avanzada de manera rápida para prevenir su progreso y las posibles complicaciones. La nictofobia en adultos es especialmente difícil de tratar, ya que se manifiesta durante la noche. Muchas personas mayores duermen solas en sus hogares o en residencias, lo que hace que sea difícil encontrar una solución a este problema.

El tratamiento del miedo a dormir debe ser progresivo y requiere la presencia de alguien que cuide a la persona mayor durante la noche. En Cuidum ofrecemos soluciones de cuidado domiciliario adaptadas a estas necesidades específicas, con la posibilidad de contratar cuidadores por horas para garantizar un buen descanso para tu familiar.

En cualquier caso, cuando se cuida a una persona mayor con miedo a dormir, es importante tener en cuenta que el éxito del tratamiento depende de:

• Se recomienda el uso de estímulos positivos para cambiar la percepción negativa que los adultos mayores tienen de la noche, mediante la comunicación y el acompañamiento. 

• Además, es importante regular el nivel de tolerancia a la oscuridad, ya que nadie que padezca nictofobia podrá dormir en completa oscuridad de un día para otro, por lo que se debe incrementar el nivel de comodidad de forma gradual. 

• También se debe racionalizar el miedo a la oscuridad y enfrentarlo mediante la identificación y desmonte del mismo, lo que requiere paciencia, empatía y apoyo por parte del cuidador.

¿Cómo superar el miedo a la oscuridad en adultos?

Una manera efectiva de tratar el miedo a la noche en ancianos es abordarlo desde diferentes perspectivas. A continuación, se presentan algunos consejos útiles que pueden ayudar a superar esta fobia y reducir sus síntomas:

• Instalar una luz auxiliar en el dormitorio, cuya intensidad se pueda graduar, y oscurecer la estancia progresivamente cada día.

• Promover una buena higiene del sueño, que incluya horarios regulares, limitar las siestas durante el día, y crear un ambiente adecuado en el dormitorio.

• Utilizar infusiones naturales con efectos calmantes, como la tila, pasiflora, manzanilla, valeriana o melisa.

• Fomentar la actividad física durante el día y sustituirla por terapias de relajación (como yoga, meditación o escuchar música suave) al menos tres horas antes de acostarse.

• Existen tratamientos para aumentar la producción de serotonina y melatonina, las cuales pueden mejorar la calidad del sueño y reducir el estrés nocturno. Sin embargo, estos tratamientos deben ser supervisados siempre por un especialista.

¿Tienes algún familiar que experimente miedo a dormir? Consulta a los especialistas de Sonraíz y te explicaremos cuáles son los pasos que debes seguir para evitarlo.