mayorMENTE. Día Mundial de la Salud Mental

mayorMENTE. Día Mundial de la Salud Mental

El lunes 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental. Dicha efeméride tiene como propósito concienciar a la población de la importancia de la salud mental como parte de la salud global de la persona. 

La Organización Mundial de la Salud define la Salud como “completo estado de bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de afecciones o enfermedades”. Ya desde esta definición se aprecia la importancia del área mental como parte del equilibrio necesario para la salud integral.

A lo largo de la vida aparecen varios determinantes que pueden interferir en la salud mental de las personas. Desde aspectos genéticos a incluso ambientales, entre otros, que pueden influir en el desarrollo de ciertas enfermedades o trastornos, desde leves a graves. Según la OMS, “aproximadamente un 15% de las personas mayores de 60 años sufre algún trastorno mental”.

En lo que atañe a la salud mental de las personas mayores, las enfermedades mentales más comunes son principalmente tres:

  • Depresión. Es ciertamente común relacionar la vejez con la tristeza, como si ésta formase parte del envejecimiento. Sin embargo, esto no es así. La depresión es un trastorno del estado de ánimo, que habría que identificar para poder tratar. El problema está en que ciertos síntomas de la depresión se pueden solapar con los propios de otro tipo de enfermedades, como la demencia. 

  • Demencia. En otras publicaciones anteriores hemos hablado del hecho de que las alteraciones en la memoria no son algo propio de la edad, sino que es algo patológico a lo cual debería siempre buscársele la causa. La demencia, además de afectar a la memoria, afecta a otras funciones cognitivas e incluso al comportamiento de quien la padece. Lo importante será tratar la sintomatología e intentar enlentecer el deterioro lo máximo posible.

  • Delirium o síndrome confusional agudo. Es una alteración cerebral que provoca una afectación grave de la capacidad atencional y de conciencia de la persona que la padece. De inicio agudo y de duración e intensidad variable. Añadido a lo anterior, funciones como la memoria y el lenguaje también resultan afectadas, pudiendo también aparecer episodios de alucinaciones y/o delirios, y haber importantes alteraciones del ciclo sueño/vigilia.

No es normal sentirse constantemente triste en la vejez. Tampoco lo es aislarse y preferir la soledad, dejar de hacer cosas que antes se hacían, tener alteraciones en el sueño, problemas de memoria, preocupaciones excesivas, déficit en la alimentación ni abandonar el cuidado personal. Todos estos son indicios de que puede haber un problema en la salud mental de nuestro mayor, resultando ésta especialmente vulnerable en edades avanzadas, por llevar dicha edad asociada la posible presencia de otro tipo de problemas de salud, o de circunstancias vitales especialmente delicadas. Nuestra labor como familiares, acompañantes, cuidadores o profesionales será la de estar atentos a cualquier señal de alerta que nos indique que algo no va bien, y solicitar la ayuda de un profesional que pueda intervenir para ayudarle.


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