Dentro del campo de las demencias aparece con frecuencia lo que llamamos el Síndrome del Ocaso o Sundowning. Este concepto está relacionado con las alteraciones que las personas enfermas pueden presentar con la caída del sol, hacia el final de la tarde, y que están relacionadas con la interferencia que la demencia genera sobre los ritmos biológicos de la persona.
Para ser más claros, conductas como agitación, confusión, irritabilidad, desorientación, ansiedad, incluso delirios y alucinaciones, pueden ser más frecuentes a partir de cierta hora del día, dada la baja tolerancia que estas personas enfermas tienen a según qué tipo de estímulos, como la falta de luz solar o el cansancio. Cabe señalar también que esto no solo afecta a personas con demencia, sino también a aquellas que padecen un trastorno del estado de ánimo, como la depresión, siendo significativo el aumento de las cifras de pacientes con este trastorno en la época de otoño e invierno, lo cual en la línea de lo que venimos hablando, está directamente relacionado también.
Volviendo a las personas con demencia, esta sintomatología podría interpretarse como un aumento de su agresividad, pero realmente se corresponde con un intento de comunicación, ya que no podemos olvidar que la capacidad que ellos tienen de transmitir información puede estar sesgada por la enfermedad.
Antes hablábamos de una interferencia con los ritmos biológicos de la persona, pero ¿esto a qué se refiere? Los ritmos circadianos son procesos biológicos naturales que regulan los cambios físicos, psicológicos y conductuales de las personas. Se producen de forma cíclica a lo largo del día y consisten en la regulación hormonal que se va sincronizando según la luz y la oscuridad, la alimentación, las interacciones sociales, y la actividad física. La melatonina es una hormona que se fabrica durante la noche, y está asociada a bajos niveles de luz, por lo que durante el día su proporción es menor. Sin embargo, el cortisol es otra hormona relacionada con el día y la actividad, siendo mayor su proporción a primeras horas del día, y va decreciendo. Estas hormonas a su vez son las responsables de controlar otros procesos internos como el funcionamiento del sistema inmune, entre otros. Cuando una persona padece una demencia, la enfermedad altera dichos ritmos, y en consecuencia la producción de estas hormonas, lo que trae como consecuencia alteraciones conductuales como las anteriormente descritas.
¿Qué medidas preventivas se pueden tomar para tratar de paliar este Síndrome del Ocaso?
En primer lugar, conocer a la persona, sus rutinas y patrones de conducta nos va a ayudar para anticiparnos a según qué tipo de situaciones. Es por ello que, pese a que a continuación se expongan algunos tipos de medidas generales, lo más efectivo es sin duda la individualización de cada caso particular. A grandes rasgos, resulta efectivo controlar el ambiente (la luz, el ruido, o cualquier otro estímulo que pueda interferir), la planificación y el establecimiento de rutinas diarias (realización de actividades que supongan poco esfuerzo, medidas de higiene del sueño), un posible abordaje médico-farmacológico, y un ajuste nutricional (dieta equilibrada, restricción del consumo de dulces y cafeína o de otro tipo de sustancias estimulantes), entre otros.
El Síndrome del Ocaso o Sundowning genera en ocasiones situaciones de difícil gestión con nuestros mayores, provocando una sobrecarga tanto física como emocional, y un desgaste que si no se trata de abordar termina por hacer mella en el bienestar de ambas figuras, persona enferma y cuidador/a.