Cada vez se diagnostican más casos de ictus. De hecho ya está considerada como la primera causa de invalidez en adultos en países occidentales. Pero los avances médicos en prevención y tratamiento de la enfermedad han conseguido que estas dolencias, en muchas ocasiones, no sean permanentes. Así es la rehabilitación tras un ictus.

Qué es un ictus

Comúnmente conocido como infarto cerebral o embolia, el ictus es una enfermedad cerebrovascular. Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), casi un 40 % de los afectados por esta enfermedad se ven aquejados con secuelas que les impiden realizar las actividades de la vida cotidiana, provocando pérdida de movilidad o lesiones del habla como la afasia. 

Después del ictus

Una vez que una persona ha sufrido un ictus, un equipo multidisciplinar de rehabilitación evalúa los daños y las secuelas del paciente. Lo primero será reducir el dolor, y a continuación eliminar la rigidez en las articulaciones y evitar enfermedades mentales. 

Este equipo se compone de varios profesionales de la salud como son:

• Médico rehabilitador.

• Fisioterapeuta.

• Terapia ocupacional. 

• Logopeda. 

En todo el proceso intervienen otros profesionales como son psicólogos, trabajadores sociales, técnicos protésicos, neurólogos, especialistas en nutrición… dependiendo de la situación del paciente.

El inicio de la rehabilitación

Una vez que la persona que ha sufrido un ictus está médicamente estabilizada comienza su rehabilitación. Esto suele ser en las primeras 24/48 horas. La hospitalización es más corta que el proceso de rehabilitación, por lo que esta se desarrolla en su gran mayoría de manera ambulatoria. Eso sí, se acude de manera periódica al centro de trabajo del médico rehabilitador para que así pueda ir evaluando los avances del paciente.

El proceso

Los familiares y cuidadores no solo deben ocuparse de llevar al paciente a las citas médicas, sino que también deben tomar la iniciativa para realizar sesiones en casa. Esta es la única forma de mantener a esa persona activa y que el proceso de rehabilitación sea más rápido y satisfactorio.

Aquí es donde entra en juego la importancia de los centros de día como Sonraíz. Y es que nuestras instalaciones están perfectamente adaptadas para poder llevar a cabo esos trabajos. También contamos en nuestro equipo con profesionales que garantizarán que todo el trabajo indicado por el médico rehabilitador se realizará, evitando esa carga a los familiares.

Colaboración entre el paciente, el centro de día y la familia

Más allá de los tratamientos y las sesiones de trabajo, el que el paciente esté animado y motivado para seguir con el tratamiento va a ser un punto básico en el éxito del mismo. Tanto la familia como los profesionales que nos encargamos de su cuidado debemos alentarle a superarse cada día y alegrarnos con sus avances. No nos engañemos, la rehabilitación tras un ictus es dura, pero con constancia y trabajo las personas pueden volver a desarrollar en mayor o menor grado sus tareas diarias, lo que facilita la autonomía y la mejora de la calidad de vida.