La diabetes es una enfermedad silenciosa que afecta a entre un 10 y un 18% de la población y que se manifiesta, especialmente, en las personas mayores de 65 años.

Cuando hablamos de diabetes es importante diferenciar entre aquellas personas a las que se le diagnostica previamente a la vejez, ya que llevan tiempo conviviendo con la enfermedad y saben detectar sus síntomas, y aquellas que la padecen pasados los 65 años y que no están familiarizadas con ella, lo que supone una dificultad a la hora de saber qué les ocurre realmente. 

La diabetes de tipo 2 suele ser la más común en la tercera edad, algo bastante peligroso, dado que al ser una enfermedad de instauración lenta, apenas presenta sintomatología, lo que hace que sea complicada de detectar ya que muchas veces se asocia a la obesidad. 

Cómo detectar la diabetes

Aunque detectarla sea una tarea complicada, no es imposible. A continuación te presentamos las formas más frecuentes en las que esta enfermedad se manifiesta: 

– Síntomas poco específicos como cansancio, apatía, picor en la zona genital…
– Mucha sed y ganas de orinar 
– Fatiga extrema 
– Visión borrosa
– Pérdida de peso y hambre constante 
– Irritabilidad o cambios de humor
– Dificultad para que sanen las heridas 

 Cómo prevenirla 

La diabetes de tipo 2 suele tener un elevado componente hereditario, no obstante, son muchas las personas en las que se manifiesta por primera vez. Llevar una dieta equilibrada – evitando los azúcares simples y comiendo de forma variada –, un estilo de vida saludable, y realizar ejercicio con frecuencia (dentro de las posibilidades de cada persona) son algunas de las claves para prevenir la aparición de la diabetes. 

Sin embargo, hay veces en las que, pese a llevar una vida saludable, esta enfermedad aparece igualmente. En estos casos el tratamiento se basa en una educación diabetológica y un tratamiento farmacológico (insulina), así como practicar un estilo de vida sano y de calidad. 

Debemos tener en cuenta, además, que aunque la diabetes no entiende de edad, cuando se manifiesta en la tercera edad hay un componente de riesgo mayor, pues las personas que pertenecen a este grupo tienen unas condiciones físicas, psíquicas y sociales diferentes, así como unas necesidades más específicas. Es por ello que la persona diabética también debe comprometerse a intentar llevar el tratamiento lo mejor posible y de forma paciente.