Con el aumento de la esperanza de vida, la vejez se alarga, haciendo que surjan nuevas patologías, enfermedades y discapacidades. En España, la discapacidad afecta a 2,5 millones de personas mayores de 60 años, según las estadísticas que se recogen desde 2008 – y que no se han actualizado desde entonces–. Esto supone, por tanto, que un 60% de las personas que sufren discapacidad se encuentran en la tercera edad. 

Edad y discapacidad

La relación que existe entre el proceso de envejecimiento y el aumento de enfermedades es directa, por lo que el aumento de enfermedades crónicas, por ejemplo, puede llegar a causar discapacidad en las personas mayores. De igual forma, la discapacidad no siempre surge por problemas de salud sino que a veces viene dada por la exposición a factores de riesgo o accidentes. 

El envejecimiento está determinado, de igual manera, por una serie de factores variables, que hacen que con la edad aumente la aparición de enfermedades y por tanto, la dependencia en personas mayores de otro ser que les atienda y supla sus necesidades. De esta manera se observa que tanto el envejecimiento como la discapacidad requieren de plena atención y cuidado. 

El crecimiento de la población mayor de 80 años genera a su vez un desafío económico y social, puesto que la existencia de limitaciones se agrava después de esta edad, al mismo tiempo que las redes familiares que prestan apoyo en el hogar van desapareciendo. Todo esto genera un incremento de la necesidad de prestar servicios focalizados en el fortalecimiento de la autonomía e inclusión de las personas mayores discapacitadas, de forma que se estimulen las capacidad cognitivas, sociales y físicas para generar un envejecimiento saludable, activo y de calidad. 

Factores que causan esta discapacidad 

Los factores o causas de la discapacidad pueden ser variados. Como mencionamos antes, la edad y el aumento de enfermedades crónicas son uno de los factores más comunes, al igual que la exposición a determinados riesgos como caídas, golpes, resbalones, choques etc. o haber sufrido algún accidente. 

Con la vejez aumenta la presión arterial, disminuye la cantidad de sangre que llega a algunos órganos, volviéndonos más lentos y más torpes, así como disminuye la capacidad de  nuestro cuerpo para eliminar toxinas. La frecuencia cardiaca, la tolerancia a la glucosa y la capacidad pulmonar también disminuyen con el tiempo, volviéndonos más vulnerables y propensos a padecer algún tipo de discapacidad.  

Por suerte, la ciencia está logrando avances en la investigación y el tratamiento de patologías asociadas al envejecimiento en el campo de la bio-medicina y la biomecánica y en los estudios psicológicos y sociales.