Hacerse mayor implica adquirir experiencia, sabiduría y tiempo para hacer aquellas cosas que antes no podían realizarse con frecuencia. Sin embargo, factores como la buena salud son esenciales para poder realizar estas actividades. Conforme entramos en la tercera edad no solo nuestra salud física comienza a deteriorarse sino que también nuestra salud mental puede resentirse ante el tiempo libre o la soledad.
Problemas de salud mental en la tercera edad
Disponer de tiempo libre, la falta de interacciones sociales causadas por problemas de audición, por ejemplo, o ser conscientes del paso del tiempo son algunos de los factores que pueden alterar la salud mental de nuestros mayores, especialmente en aquellos mayores de 70 años.
Algunos de los trastornos más comunes a estas edades son:
– Depresión: Se dejan de hacer cosas que antes se hacían, propicia una baja autoestima, cansancio, sensación de negatividad constante. Conversar con la persona puede ayudar a conocer cómo se siente y validar sus emociones.
– Ansiedad: El paciente entra en un estado de temor e intranquilidad lo que se refleja en reacciones físicas como sudoración, temblores, palpitaciones, etc. Es importante escuchar a la persona y no invalidar lo que está sintiendo aunque pueda parecernos poco importante.
– Demencia: Se presenta como un deterioro de la memoria y el comportamiento como pérdidas de memoria, agresividad, desconfianza, etc.
Para detectar alguna de estas enfermedades es importante estar atentos a nuestros mayores y escucharlos. Algunos de los síntomas que pueden presentar ante estas enfermedades son:
– Irritabilidad y confusión
– Cambios de ánimo y energía
– Aislamiento y falta de interés
– Tristeza
– Dolores que no tienen fundamento aparente
– Variaciones en los hábitos alimenticios y de sueño
Cómo fomentar la salud mental en personas mayores
Aunque los trastornos mentales muchas veces no residen en una única causa concreta, es importante entender que con la edad nuestra capacidad para reaccionar a acontecimientos importantes se reduce. Es por ello que la comunicación con las personas mayores resulta fundamental a la hora de hablar de salud mental: preguntarles cómo se sienten, escucharlos con atención, no hacer de menos sus sentimientos o lo que expresan, recordarles cuánto se les quiere, hacerlos sentir válidos…
De igual forma, mantener un estilo de vida saludable también fomenta una buena salud mental. Así pues, hacer ejercicio (dentro de las posibilidades de cada persona), salir a pasear, tomar el sol, unos buenos hábitos de sueño e higiene y una dieta regular son elementos que ayudan a reducir el riesgo de padecer un trastorno mental.
Es importante también acudir a revisiones médicas como forma de prevención.