Con la revolución digital que se inició a finales del siglo pasado, la tecnología ha ido asentándose en el día a día de la población, siendo diferente su adaptación en cada sector. Los más pequeños crecen sabiendo manejar los últimos dispositivos electrónicos. Los jóvenes y los adultos hacen de la tecnología su aliado para afrontar tareas en lo académico, en lo laboral o en lo personal. En cambio, en el sector de los mayores aún cuesta introducirla. Esto se debe a distintos factores, como son la economía, el lugar de residencia, si cuentan con acompañantes que puedan enseñarles o la propia capacidad de aprendizaje, que como sabemos cambia a medida que nos hacemos mayores.
Hoy vamos a hablar sobre cómo adaptar las TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación) a las personas mayores y de qué manera pueden mejorar su calidad de vida.
Debemos partir de la base de que la tecnología se crea con la intención de facilitarnos la vida (siempre y cuando se le de el uso correcto). En este sentido, el uso de las TICs en el sector de las personas mayores tiene aplicaciones como combatir la soledad o el aislamiento social. A través de teléfonos móviles inteligentes, podemos conectarnos por videollamada y mantener conversaciones con nuestras personas cercanas. Para las personas mayores, es una alegría poder ver a sus familiares desde cualquier lugar y conversar con ellos, por lo que los beneficios para el estado de ánimo son innegables. En una línea parecida, uno de los usos que se está buscando fomentar, son las llamadas teleconsultas, en las que los usuarios de esta tecnología pueden contactar con sus especialistas de la salud desde cualquier lugar. Esto no debe sustituir el contacto físico, pero sí tenerse en cuenta cuando las opciones de desplazarse o los problemas de movilidad supongan una dificultad.
En este mismo campo, se han desarrollado estudios de investigación en los que se busca acompañar con robots inteligentes a personas mayores que viven solas. Estos robots cuentan con sistemas de movilidad, reconocimiento de voz, lenguaje programado, llamada y recogida de datos junto con sistemas de alarma, para elaborar recordatorios de medicación, por ejemplo. Parte de estos sistemas les permite seguir la voz de los usuarios en caso de caídas, y llamar a teléfonos de contacto de familiares o servicios sanitarios. Un ejemplo de esto, es el proyecto MOVECARE, puesto en marcha en Extremadura.
Otro beneficio del uso de las TICs es el de la estimulación física y cognitiva. Mediante dispositivos integrados con juegos o tareas sencillas, se pueden trabajar funciones cognitivas como la atención, el lenguaje, el razonamiento o las funciones ejecutivas. Por otro lado, hay aplicaciones que usan sistemas de reconocimiento espacial a través de cámaras, y generan avatares en una pantalla, que se mueven con los movimientos de la persona. Esto fomenta la actividad física ya que los usuarios deben moverse en el espacio situado en frente de la cámara para que el avatar de la pantalla evite obstáculos o tenga que realizar ciertos movimientos. Como ejemplo de esta tecnología encontramos el proyecto europeo ESSENCE.
Otra de las aplicaciones de la tecnología presente en este proyecto es la del diagnóstico de enfermedades. Existen bolígrafos inteligentes con sensores que registran la fuerza y el temblor al escribir, que pueden dar información importante de estados tempranos de algunas enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Parkinson. De la misma forma que se pueden emplear escalas, test y cuestionarios digitalizados que se pueden aplicar de manera remota.
En definitiva, nos enfrentamos al reto de adaptar la tecnología a las personas mayores, ya que ha llegado para quedarse, y es sin duda una gran herramienta para ayudar a mejorar la calidad de vida de los mayores