En los últimos años se han puesto de relevancia las llamadas terapias no farmacológicas para los pacientes con demencia o deterioro cognitivo. Estas terapias consisten en la estimulación de determinadas funciones cerebrales con el principal objetivo de mantenerlas el mayor tiempo posible y hacer más lento su deterioro.

La finalidad es mejorar la calidad de vida de la persona, tratando en la medida de lo posible de fomentar su autonomía personal, potenciando sus capacidades y habilidades (cognitivas, funcionales y sociales) preservadas, retrasar o hacer más lento su deterioro y trabajar uno de los aspectos más importantes y en ocasiones olvidado y encubierto por los propios síntomas, como es la autoestima y el estado de ánimo, tratando siempre de fortalecerlo de manera transversal.

Se denomina Estimulación Cognitiva o Psicoestimulación al conjunto de actividades y estrategias de intervención neuropsicológica dirigidas a potenciar la neuroplasticidad de la persona con deterioro cognitivo, estimulando fundamentalmente las funciones y procesos cognitivos preservados. Por neuroplasticidad se entiende la capacidad del cerebro para cambiar su estructura y funcionamiento, y que se va dando a lo largo de la vida. El cerebro digamos que se va reestructurando y adaptando a situaciones nuevas. Es necesario destacar que esta terapia no se dirige a recuperar o frenar procesos degenerativos, algo inalcanzable  hoy por hoy desde toda aproximación terapéutica.

La efectividad de este tipo de terapias pasa por los siguientes aspectos:

1. Su carácter terapéutico. En muchos pacientes se comprueba que, tras cierto tiempo de trabajo, presentan una cierta mejoría de los síntomas. Esto se debe a que no son única y exclusivamente manifestaciones de la demencia o deterioro, sino que también son síntomas de un problema en su estado de ánimo. Cuando uno de nosotros está inmerso en un estado de estrés y ansiedad frecuentemente sufre olvidos, pequeñas pérdidas de memoria, fruto de faltas de atención provocadas por ese estado. Con nuestra intervención logramos que la persona se sienta útil y reconfortada, lo cual genera una mejoría en su ánimo, repercutiendo en sus capacidades y habilidades, y por consiguiente es posible que haya una aparente mejoría de los síntomas.

2. Su carácter global e integral. La Estimulación Cognitiva se dirige a los diferentes niveles del individuo: funcional, cognitivo, psicoafectivo y relacional.

3. Su carácter individualizado. Cada paciente requiere de una intervención específica y acorde a sus propias necesidades. Por ello se hace necesario evaluar su estado cognitivo y funcional, con el propósito de saber en qué fase se encuentra de la enfermedad, cuáles son las capacidades que ya se han perdido y cuáles aún se conservan (en mayor o menor medida). Esto va a sentar la base de la intervención posterior. Nuestro trabajo consistirá en hacer hincapié en aquellas funciones que aún están preservadas para tratar de mantenerlas el mayor tiempo posible. 

4. Su carácter especializado. La estimulación cognitiva o psicoestimulación es una terapia especializada, por lo que tiene que ser diseñada y puesta en práctica por profesionales especializados en el campo de la psicología, psicogerontología y/o neuropsicología. 

En Sonraíz aplicamos los principios de la Estimulación Cognitiva en cada una de nuestras intervenciones. Cuando un usuario nuevo llega, favorecemos su adaptación e integración a nuestro Centro, a nuestras rutinas, a nuestro equipo de trabajo. Es cuando, pasado el margen de días que asegura su completa adaptación, se le realiza la valoración cognitiva y psicoafectiva inicial para determinar el punto de partida de las sucesivas intervenciones que recibirá en el Centro, para adaptar las mismas a sus necesidades y así asegurarnos de que cumple con todos y cada uno de los aspectos anteriormente citados.