Convivir con una persona con Alzheimer o demencia

Convivir con una persona con Alzheimer o demencia

Convivir con alguien que sufre demencia, incluyendo la enfermedad de Alzheimer, consume tanto tiempo y dedicación, que incluso puede llegar a parecer una vivencia insuperable. A veces da la sensación de que, por mucho que hagamos, de nada sirve, ya que nuestro familiar enfermo sigue pareciéndonos frustrado y confundido. Sin embargo, hay cosas que podemos hacer para ayudar a que un ser querido con Alzheimer disfrute de sus actividades cotidianas.

Consejos para convivir con una persona con demencia

Desde nuestra experiencia, os dejamos unos consejos que pueden ser de utilidad para ayudarlos a sentirse tranquilos y seguros.

Cuídate como cuidador para que tu familiar se sienta mejor

La persona que dedica varias horas al día a cuidar a un ser querido que sufre Alzheimer o cualquier otro tipo de demencia, debe encontrar “sus momentos” en los que hacer algo que le guste o sencillamente poder “desconectar” del cuidado. Resulta importantísimo evitar “quemarse” como cuidador. Si no se hace puede suceder que el cuidador se convierta a su vez en enfermo, tal y como te explicamos en este post.

Crear y mantener una rutina

Las personas que sufren demencias suelen vivir mejor si su rutina sigue un horario bastante fijo en el que tanto los espacios como las personas y todo sigue un orden que se mantiene. Los cambios pueden ser difíciles para ellos.

Limita la cantidad de sonido y movimiento

Es muy fácil que los ruidos o las multitudes confundan, abrumen e incluso inquieten a las personas que sufren demencias. Sabiendo esto, podemos adecuar la vida de la persona de forma que, cuando salgamos a pasear, además de seguir un recorrido homogéneo en el que paremos si puede ser en el mismo banco, intentemos acudir a parques en los que no haya mucha gente o gritos. Incluso podemos preferir tiendas pequeñas en las que no haya mucha gente.

Pensemos en qué cosas sí pueden hacer

El día a día suele “comerse” al cuidador por lo que vale la pena encontrar espacios y momentos en los que cuidar de una forma diferente, sencillamente recordando las cosas que gustaban a quien ahora no nos lo puede decir. ¿En qué era buena o bueno? ¿Con qué lo pasaba bien?

Salir fuera y consumir energía

Muchas familias limitan las salidas de la persona enferma por miedo a que se pierda o pase algo. Lo que hay que hacer es integrar el ejercicio y el salir al exterior en la rutina de la persona.

Ser comprensivos con quien vive con la demencia

Cuando se sufre alguna demencia resulta muy difícil mejorar las habilidades que se mantienen y aún más recordar instrucciones. Por lo tanto, necesita hacer ajustes empezando por las expectativas que tiene sobre lo que puede o no hacer su ser querido.

Una actividad como poner la mesa, formada de varias pequeñas tareas puede ser un indicador de cómo avanza la enfermedad. Si dejamos que nuestro ser querido se encargue y lo haga cada día, conseguiremos que una actividad vinculada a un momento del día y a la alimentación, le ayude a tener puntos de referencia. A medida que aparezcan los errores, es mejor no reprender ni llamar la atención sobre los mismos. Podemos reorganizar discretamente la mesa.

Controlar las tomas de decisiones

Las personas con demencias pueden ponerse nerviosas cuando tienen que decidir entre varias opciones. Por eso es bueno tomar el control de las elecciones cotidianas y presentarlas de una forma adecuada.

Pedir ayuda

Cuidar a alguien que sufre demencia requiere entender que estamos en un proceso en el que la persona enferma cada vez estará peor y requerirá más de nosotros. Además hay que asumir que la pérdida de la capacidad cognitiva comporta en muchas ocasiones que la afectividad se viva de forma diferente e incluso que nuestro ser querido se olvide de quiénes somos.

Esto, unido al esfuerzo físico que requiere la atención, puede llevarnos a necesitar ayuda. Hay que aceptarlo y no considerar que pedirla es un fracaso o una traición a nuestro ser querido. En Sonraíz encontrarás a esos profesionales dispuestos a echarte una mano.




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