Los niños saltan y juegan y es habitual que se vayan al suelo sin mayores consecuencias más allá de un rasguño o un hematoma. Pero a medida que nos hacemos mayores una simple caída puede convertirse en un contratiempo importante y con consecuencias graves que empeoran la calidad de vida de la persona de manera definitiva. Y es que la rotura de un hueso puede llegar a ocasionar una pérdida de movilidad y de autonomía. La prevención de las caídas es la mejor forma de evitar esas molestias.